Ninguna generación ha crecido tan interconectada como la de nuestros jóvenes, por medio de la tecnología, sin embargo, la sensación de soledad y aislamiento son una realidad. ¿Cómo pueden los cristianos paliar esta situación? Hoy abordamos este tema de la mano nuevamente de dos miembros de la Generación Z: Marta López, que es trabajadora social y experta en redes sociales, y Pablo Salvador, periodista y comunicador audiovisual.
A Marta y Pablo les encanta tener conversaciones profundas con los jóvenes. Desean impactar sus vidas y ofrecerles ese espacio donde puedan hacerse vulnerables y tratar temas que no pueden tratar con otras personas. “Nuestro enfoque, cuando estamos con ellos, es conocerles y amarles como Jesús lo haría” comenta Marta.
Conectados en soledad
Miles de followers o cientos de likes son, en muchas ocasiones, el estilo de vida relacional que tienen los jóvenes, pero “las redes sociales pueden ser un poco tramposas” apunta Pablo, “ya que un emoticono no es comparable con el abrazo de un amigo”. De hecho, Jesús sanó en ocasiones a través del contacto físico. No podemos ignorar la realidad de nuestra necesidad de relaciones presenciales.
Acompañados por la comunidad de fe
Las nuevas generaciones siguen necesitando acompañamiento, tanto de personas cuya trayectoria con Jesús sea un referente espiritual, como de iguales que aman a Dios y buscan seguirle con integridad. Esas personas “con más conocimiento de la Biblia que tú con quienes hablar sin prejuicios”, apunta Marta López.
Según Pablo “la iglesia no es un hotel para cristianos, sino un hospital para pecadores” donde otros te puedan sostener cuando lo necesites. También piensa que la iglesia es el “lugar apartado” donde experimentar descanso de la tiranía de lo urgente.
Iglesias anima a los jóvenes a “encontrar en contextos seguros a personas en las que depositar su confianza y ser transparentes”. Porque Jesús también compartió sus temores con los amigos más cercanos.