La vida puede ser muy bonita por momentos y tornarse muy complicada en otros. Siempre queremos saber cuál es la razón de lo que nos ocurre, entender por qué y para qué. Aunque no siempre lleguemos a saberlo, tener un propósito de vida ayuda a recorrer el camino. En este reportaje de familia, Zaira y Alejandro nos dan las pistas para encontrarlo.

La joven pareja nos reta, a través de su historia personal, a observar las experiencias de la vida como un aliciente para encontrarnos con Dios, en lo bueno y en lo malo.

Más allá de la herencia familiar

Zaira nos descubre a un Dios personal, siendo apenas una adolescente, del que le hablaron sus padres y sus abuelos. Su descubrimiento le hace entender que no es suficiente con eso y que llegar a ser hija de Dios va más allá de la herencia familiar. Su experiencia nos conmueve en circunstancias concretas donde Jesús interviene.

Gracias a la fe de mi abuela

Alejandro creció escuchando de Dios, pero los conflictos familiares hacen tambalear su mundo sin saber a qué aferrarse cuando llega a España siendo apenas un niño. Solo una intervención personal de Jesús en su vida le arranca de su desorden interior y del caos exterior, llevándole por caminos que le harán madurar y confirmar la decisión más importante de su corta vida.

En este reportaje no pretendemos mostrar a una pareja feliz o perfecta, pero sí a un matrimonio con un propósito claro desafiando las tormentas de la vida, incluida la salud mental y la adicción a la pornografía.